Palabra tomada del italiano bancorotto.
Esta etimología del término se remonta a la feria de Medina, donde los genoveses que allí giraban letras o bien cambiaban monedas, acostumbraban sentarse en un banquillo de madera. Cuando alguno de éstos, con motivo de su insolvencia, no afrontaba el pago de sus obligaciones, era castigado por los magistrados, quienes ordenaban quebrar su banquillo, queriendo significar con ello que lo excluían de la feria.
Actualmente, la bancarrota significa la cesación del curso de los negocios de un comerciante, cuando por motivo de su insolvencia no puede afrontar el pago de las obligaciones contraídas.
En muchas legislaciones se reserva el término para indicar los concursos fraudulentos.
(Fuente: GARRONE, José A., Diccionario Jurídico, Tomo I, Ed. LexisNexis, Buenos Aires, 2005, p. 398).
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